Horarios 2017

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lunes, 18 de septiembre de 2017

Vigencia de un pensamiento pedagógico.

"...nuestra enseñanza, no propiamente la de aquí, sino la de nuestro tiempo (sea cual fuese su escala, pero más acentuadamente en secundaria que en primaria), ha decretado la muerte a la fantasía, el exterminio del poder creador y de la inventiva; ha tapiado el respiradero de la originalidad del niño y del joven. Y con ello le ha quitado a la enseñanza su matiz de cosa poética, de revelación y ensimismamiento, conduciéndola por la fría galería de las necesidades inevitables, o mejor, inexorables; y al joven le ha calzado una máscara de escolaridad con la que entra y sale en esta vida como de una mina, sin otro rastro a menudo que esa palidez del enterrado que ha vuelto a la luz, y sin otra proyección, a veces, que ese ligero recuerdo de algún desprendimiento de porfiado grisú universitario.
Y es posible que estemos en esta peripecia, no tanto por el aguijón de las responsabilidades creadas, sino también por haber entendido de un arte (de enseñar) más de lo que tiene de prestidigitación, que lo de médula viva, lo que más duele y entraña; y de una ciencia (de enseñar) no lo que ella tiene de indagación activa y dinámica, esa su novedad constante y progresiva, sino más bien su testamento, el balance de los datos muertos sin configuración alguna ya... Y ahí empieza la desolación del profesor."


"Un destino humano  no es el balance ni el saldo, no pueden ser (...) de un ciento de clases o de una docena de exámenes. Es un resumen de experiencias profundas, vitales, que no podrá partir nunca de otra cosa que de aquellas imágenes verdaderas que hacen de su ser la expresión de su identidad, la razón de su vida y actividad.
Y esas sus imágenes primeras, con las que él trata de manejarse en medio del laberinto, no son un mero capricho individual (...) Son nada menos que la continuidad de la historia creada y sostenida, el principio de la vida se sigue desenvolviendo, el antecedente lógico, preciso, natural, espontáneo, ineludible e intransferible;  en una palabra, el bagaje específico como por algunos se define lo más íntimo de nuestra expresividad, que el tiempo va decantando, desde sus primras relaciones de conocimiento, en los sentidos y en la razón de los individuos. Siempre se está en condiciones de alcanzar el secreto de cualquier cosa, porque el buzo de cada uno ya hizo su previo registro en el fondo de cada mar y extrajo sus caracoles; el árbol de mi árbol más el otro o todos los demás árboles; un antiguo árbol que me viene por la sangre de quien sabe qué tiempo y lugar... Esa distancia entre mi ojo y el objeto; esa piedra que yo arrojo y cae; esos cientos de comprobaciones inesperadas que me asaltan continuamente, más acá del conocimiento -mi mundo pre-lógico-; esas voces que juntan a menudo color y forma y sonoridad (escarba buzo negro y verde, escarba, busca, encuentra...) esas voces también están, estaban ya ahí, semiadormecidas en el conocimiento en espera del revelador. Mi cadena de experiencias, así, no tiene principio ni fin; es el registro de todo el tiempo y yo soy su resumen, tú, cada uno, es su resumen que lleva entonces, el libro, más el profesor, más yo... ¿Entonces? Toda la crítica dice de Lucrecio, Dante o Shakespeare que... ¿y qué? Todos los días extraigo sus imágenes primeras, las que se conservan tambaleantes, débiles, apenas visible, en el trasfondo de su alma, esas que estaban allí apretujadas unas contra otras, llorando la presión de toda la sabiduría; aquellos mis niños dijeron sobre el día, la noche, el viento, el silencio, lo que ningún poeta aún me había dicho... y los niños siguientes, y otros después de éstos, ya volvieron las páginas de los libros, y a ya están más allá de la última letra. El abecedario no acaba nunca. El conocer no es un esquema terminado, ni la última palabra la tiene el que leyó la receta que desembarcó en el avión de hoy... Siempre hay más que conocer; hay otro conocer nuevo y distinto, profundo y actual. Está el conocer de todos los que no han dicho nada aún, y que esperan decir algo porque tienen cosas que decir... Tienen su bolsa de sabiduría para arrojar un día, como algo que les sobra e incomoda, sobre la mesa del profesor. Todos tienen sus imágenes y éstas son de todas clases. Ya sé que no son de madera ni de material plástico, por cuya razón no podréis tocarlas ni apoderaros de ellas. ¿Y cómo entonces ellas no nosgritan e insultan, no se defienden y atacan? Porque están atiborradas por nuestros cascos de metralla; todos los artistas y abalorios que llenan nuestra despensa profesoral. Y ahí se están en la espera de esquivarlos, y poder entrar en acción."

"La lucha de rehabilitación de lo propio, de la reconversión de sí mismo del joven, comienza cuando tú entiendas en qué medida la cultura ha de servir para liberar, no para encadenar el alma adolescente.
El joven tiene un esquema lleno de agilidad, una línea casi inverosímil, leve, intencionada; es una línea como el mapa de su propia sangre, que lucha entonces contra el academismo inerte de tus yesos fríos, de tus sólidos de madera barnizada, de tus decoraciones de geometría ascética. Tiene un sentido casi dionisíaco del color. Tiene una forma espesa, sentida y caminada, tocada, bien tocada que empieza en los sólidos, sí, pero termina en la vida... ¿por qué no administrárselos por sobre la engolada simetría de una programática empecinada en el eterno calco? El juego de esos matices no le está, no le puede estar, vedado, al profesor consciente. Esas son todas imágenes que están a flor de piel en cada uno, y que serán además, el lazarillo que le sirva para sortear las encrucijadas más peligrosamente transitadas de la cultura. Sé que hay un límite de juego de lápiz en este moverse práctico, porque las exigencias temporales (tantas láminas en ocho meses) a veces nos torturan, pero también sé que la capacidad no se demuestra atravesado, para el joven, ese aventurero inconsciente, ese odiseo siempre perplejo... Por eso, estarás en tu camino, salvando esas imágenes tanto más, que escalando rudamente, fatigosamente, esa siempre igual, transida y rutinaria cuesta. El joven tiene el imponderable secreto de un cálculo que desemboca a menudo no más que en un risueño espejismo constructor; tiene la audacia siempre viva de una opinión, generalmente desbocada, dispuesta al asalto, y espera tu señal afirmativa. Reafírmale su convicción, su seguridad, su intervención original."

"Que todos te hablen, te cuenten, te canten, te discutan, te ofrezcan sus juicios, te ensalmen y rediman las lecturas y los números; que todos estén vivos, presentes y actuantes; y que a través del ingenio de sus audaces carpidas refresquen tu cultura, llenen de novedad tu cansancio y mejoren tu conocer con el aire del tiempo nuevo que siempre sirve para sacudir el moho de tus preceptos y dictados, que suele volverse faraónico. Después no olvides que la síntesis humana de la cultura ya no está en tus manos por transmisión de magos. Que esa síntesis, en este tiempo de velocidad y posibilidades, puede aparecer en cualqueira en un momento equis... por lo cual vigila y vigílate. No vaya a suceder que te empujen al Infierno por tu falta de aviso. Nadie sabe más que nadie cuando hay una rosa abierta que no se puede cortar con la tijera de la autoridad solamente. Nadie es más que nadie en ese hundirse en el secreto de algo... que por debajo de las aguas a menudo nadan las sorpresas y los hallazgos, esperando toparse más que con nuestro saber, con nuestra ingenuidad u orgullo. Sabe hasta un punto, un cierto punto dado: en tu correcto detenerte empezará tu profesión de argonauta riesgoso pero auténtico, y la saludable confianza de sentirse iguales renacerá en tus marineros..."

Extraído de "Cómo conservar las imágenes fundamentales de la expresión infantil y adolescente", Jesualdo Sosa, Revista de Asociación de Aspirante y Profesores Agregados, Montevideo, Setiembre de 1951, pp.83-88.








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